Esta es la historia de Daniel Yepes Vélez, docente de Gastronomía y Cocina Profesional de Colegiatura, su esposa Beatriz Álvarez y su hija Maria Antonia: una espera anhelada por más de 3 años que llegó a formar un hogar:
¿Cómo inicia tu historia con Colegiatura?
“Tengo conexión con Colegiatura desde que mi esposa empezó a ser docente cuando Comunicación Publicitaria se llamaba Publicidad, empecé a tener una afinidad muy grande con el pensamiento institucional y por la forma en que ven la educación con el propósito de transformar más a la persona que el mero hecho de enseñarle a hacer algo. A partir de mi viaje intercultural de Colegiatura a la India en el 2018, esta conexión se fortaleció más y se empezó a formar la idea de ¿por qué no estar en Cole? Sentí que era la oportunidad de fusionar el nuevo saber que estaba adquiriendo en la parte gastronómica, el cual siempre había sido mi sueño.
Estar tan de cerca de Colegiatura me hizo entender que uno se tiene que asumir en el universo y disfrutar la vida. En el año 2019 se generó la oportunidad de entrar a Cole como docente de Gastronomía y Cocina Profesional, este es el primero de los muchos años que quiero estar acá. Yo siempre quise ser docente porque cuando estaba estudiando gastronomía, sentía que estaba en uno de los momentos más bacanos de mi vida, no por el hecho de estar cocinando si no por el hecho de estudiar y fue ahí donde me di cuenta que estudiar gastronomía me hacía muy feliz y que estar en la academia, implica estar estudiando toda la vida”.
¿Cómo ha sido tu experiencia al lado de tu compañera de vida?
“Bety está conmigo hace 12 años, me casé con ella en el año 2009, he estado con ella muchísimos años y estaré el resto de mi vida. Somos dos personas extremadamente diferentes y yo creo que esa ha sido nuestra mayor fórmula.
Un día saliendo de clase compré un anillo de coco para ella como un regalo normal, pero en ese momento me di cuenta que quería estar con Bety por el resto de mi vida y le entregué el anillo, diciéndole que no tenía para un anillo de diamantes, pero que ese era mi anillo de “cocompromiso” contigo y hasta el día de hoy, todavía existe”.
¿Quién es Beatriz (Bety) en tu vida?
“Bety es mi ancla, mi soporte, es mi mejor amiga, mi novia, mi esposa, mi compañera de vida. Si ella no está, yo estoy medio. He logrado los proyectos de mi vida al lado de ella y en los momentos que he estado al final del cañón, ella ha estado ahí presente para levantarme”.
¿Cómo toman la elección de vida de ser papás?
“Después de varios años de casados tomamos la decisión de tener hijos y empezamos el proceso, en el camino nos realizamos un tratamiento de fertilidad, pero fue un proceso muy duro porque las pastillas afectaban mucho a mi esposa y no hay nada más triste que tener enferma a la persona que uno ama. Elaboramos un duelo de no poder tener hijos y un día decidimos darnos la oportunidad de la adopción, estuvimos inicialmente con una entidad durante 3 años, donde fue un proceso algo difícil porque evalúan si estás en todas las condiciones para adoptar y tuvimos varias dificultades sobre todo por mi salud; al final nos dijeron que lo indicado era retirarnos de esta entidad y que lo mejor era pasar al ICBF, iniciamos este nueva etapa la primera semana de marzo y ya hoy la niña está con nosotros, fue muy rápido y muy bueno con ellos.
Fue un proceso de elaborar el duelo de no puedo tener hijos, pero encontrar otras formas como la adopción, es más, ellos buscan mucho que la persona que adopte es porque quiere realmente una familia, porque es tener la consciencia de que es un ser humano que uno va a formar. En esta experiencia, cada uno tuvo caídas, pero el otro estaba para levantarlo y lo logramos, y hoy ya está con nosotros Maria Antonia Yepes Álvarez”.
¿Qué significa Maria Antonia en la vida de ustedes?
“Llegó de la manera más graciosa porque es hija de la cuarentena, es producto de este encierro y del mundo al revés. Un día estaba yo trabajando normal en mi escritorio cuando recibí una llamada, era el defensor de familia diciéndome que si podía hacer una videollamada con mi esposa y nos dijo: “son papás, esta niña es su hija y llenen estos papeles porque en 15 días se la llevamos a la casa”, nos reímos mucho porque es como si hubiera llegado un rappi con un niño. Como la espera había sido tan larga, habíamos tomado la decisión de todavía no tener listo el cuarto de la personita que llegaría a nuestra familia. Entonces nos tocó correr a tener todo listo. Un día sos una persona casada y al otro día, sos papá.
Ella sabe decir 3 cosas: “aló, chao y papá”. Ha sido una experiencia como dice la publicidad: “caóticamente hermosa”, porque es una personita que necesita que tú la estés viendo todo el tiempo, estás en función de cuidarla y te mueve toda la vida; pero todo ese estrés o cansancio se va apenas la escucho reírse y decir papá.
Maria Antonia es súper fingida, te oye riéndote y ella también lo hace, le encanta llamar la atención, es súper espontánea y muy inteligente, le encanta la música y bailar, las sopas y verme cocinar. Entonces cuando estoy cocinando la siento y le explico todo lo que estoy haciendo, ella mira y prueba todo lo que hago, yo aprovecho y ensayo mis clases con ella. Es hermoso saber que muchas cosas de la primera vez en la vida de ella las va a pasar con uno, por ejemplo, la primera vez que va a conocer su abuela materna, salir de Medellín en carro, ir a la finca o desayunar en carretera; son muchas cosas que te llevan a entender que la vida es de momento presente, y no está en el pasado o el futuro, porque realmente ya no existen”.
¿Quién es Daniel?
“Soy un loco que disfruta comerse la vida y me considero único en muchas cosas como en que soy un solucionador de problemas. Soy muy creativo para eso, siempre quiero estar ahí para los otros, soy un profesor y un alumno de la vida.”