Ser docente es reconocerse para reconocer en el Otro la potencialidad infinita que transforma el mundo.

Educar es fomentar formas de pensar, de sentir, de vivir y de expresarse en la autonomía, es potenciar la libertad para indagar y tomar decisiones al cuestionarse en múltiples contextos, es lograr llegar al Otro para generar transformación. Educar es sacar de sí mismo lo mejor, al ser un acto de amor que promueve el reconocimiento interno genuino de manera consciente. Ser docente es un rol puro de confianza, en donde se facilita la búsqueda de ideas desde diferentes formas de pensar y actuar. Ser docente es ser el promotor y guía del camino de quienes llegan a encontrarse para construir esa proyección coherente con su propósito fundamental de vida desde la originalidad.